Los huecos de tres tumbas excavadas permanecen listas para los próximos funerales en el cementerio de Irpin, a las afueras de Kiev. Acompañados de flores y las fotos de los fallecidos, cientos se sepulcros, la mayoría con fecha posterior al inicio de la invasión rusa, llenan este camposanto, el cual ya ofrece una de las imágenes más desoladoras de la crudeza de la guerra de Ucrania.