Durante diez años fueron un matrimonio poco convencional y muy celoso de su intimidad. Divorciados, fueron pioneros en dejar de ser una pareja sin dejar de ser una familia.
En el año 2002 Gwyneth Paltrow vivía en Nueva York, tenía 30 años, un Oscar ganado a los 26, una belleza natural sofisticada, sus padres eran bastante famosos -Bruce Paltrow y Blythe Paltner- y Brad Pitt, su exnovio, era mega conocido.
En el año 2002 Chris Martin vivía en Londres, tenía 25 años y hacía solo dos que había perdido la virginidad. Graduado en Ciencias del Mundo Antiguo, el título estaba arrumbado ante la fama incipiente que alcanzaba como líder de Coldplay, la banda que con Parachutes, su álbum debut, se había convertido en un éxito.
Con el océano de por medio parecía poco probable que estas dos almas se encontraran y sin embargo, no solo se encontraron sino que se enamoraron, se casaron, tuvieron dos hijos, se divorciaron y se convirtieron en los ex más compinches del mundo. ¿Cómo lo lograron? Intentaremos contarlo.
No está muy claro cuándo la actriz y el músico se vieron por primera vez. De hecho cuando la revista Rolling Stone le preguntó al británico cómo la conoció respondió: “Inventá lo más interesante que se te ocurra y yo después digo que dije eso”. Algunos aseguran que se encontraron en una cena en Mallorca donde también estaba el entonces príncipe Felipe, futuro rey de España. Parece que en ese tiempo, la rubia plebeya y el español se gustaban pero cuando ella evaluó lo que implicaría iniciar un romance, dijo: “Gracias, pero mejor no”.
La versión de Paltrow es que la pareja con el músico se formó gracias a los rumores de la prensa. “Es increíble pero fue así. A fines de 2002, empezó a surgir una ola de noticias sobre una supuesta relación con Chris, cuando ni siquiera nos conocíamos. Se inventaba de todo, pero ni siquiera habíamos hablado, ni una vez”. El contacto se dio en medio de un recital: “A las pocas semanas, fui a ver a Coldplay en Londres. Y entre medio de dos temas, Chris dijo, en referencia a una chica que lo debía ir a ver, ‘La chica con la que me iba a ver no está, así que me voy a ir con Gwyneth Paltrow, que estaba por ahí’. Yo me moría de vergüenza. Luego, nos conocimos en el camarín y ya no nos separamos”.
Antes de que se vieran por primera vez, Martin ya había tenido un rol importante en la vida de Paltrow. El padre de la actriz murió el 3 de octubre de 2002 por complicaciones de un cáncer de garganta. Para morigerar la tristeza, su hija ponía Parachutes, en especial la canción “Everything’s Not Lost”. “Solíamos escucharlo en repetición… especialmente esta canción en el fin”, confesó en una entrevista para el programa de radio Sirius XM My Favourite Song. “Ese álbum nos ayudó a mi hermano y a mí a superar su muerte”.
Al comenzar a salir con Martin, ella seguía en el proceso de despedida de su padre. Él la acompañó como mejor sabía y le compuso la canción “Fix you”, que se transformó en una de las más emblemáticas de la banda. Para componerla usó un teclado muy especial. “Mi suegro, Bruce Paltrow, compró este gran teclado justo antes de morir. Nadie lo había enchufado nunca. Lo enchufé y había un sonido increíble que nunca había escuchado antes. Todas estas canciones salieron de este sonido. Algo tiene que inspirarte, y algo más se impone”, contó el músico en una entrevista para USA Today.
Vivieron su amor con discreción. El 3 de diciembre de 2003 más de uno se asombró cuando confirmaron que ella estaba embarazada. Al día siguiente, la actriz sin el músico apareció en el programa de Ellen DeGeneres, que le regaló un cochecito de bebé. Dos días después se casaron de forma sorpresiva en Santa Bárbara. La boda fue un sueño para la pareja pero una pesadilla para las revistas del corazón. El escenario fue una playa en California y no hubo invitados. La cena de bodas no fue tal sino apenas un desayuno.
Pasaron la luna de miel en Cabo San Lucas, México, y en mayo de 2004 nació su hija. Con el nombre de la niña, la pareja dio una muestra de originalidad o de extravagancia. La llamaron Apple (Manzana). En 2006 nació Moses. Tiempo después Gwyneth fue una de las celebridades que se animó a contar que había sufrido depresión postparto.
Si de novios se mostraban poco, como matrimonio se mostraban menos. Cada uno continuó con su vida profesional. La información sobre la vida íntima de ambos fue escasa. “No sé qué quieren que invente. Mi vida es normal y aburrida. Llevo a mis hijos al colegio, hago la comida en casa, hablo con mi marido por las noches y salgo a trabajar. Trato de llevar la vida de cualquier persona. No hay que buscar nada raro en esto”, argumentaba Paltrow.
La vida ordinaria siguió en medio de trabajos extraordinarios. Coldplay pasó a ser la banda de música más exitosa y mainstream del nuevo siglo y su canción “Viva la vida” se convirtió en un himno que escuchaba casi todo el planeta. Gwyneth fue dejando la actuación para centrarse en Goop, su web de estilo de vida que ofrece recetas de cocina, podcasts, una línea de ropa y consejos sobre macrobiótica. También comercializa objetos para el bienestar de dudoso y escaso sustento científico como unos huevos de jade que asegura que, si se los inserta en la vagina, “dotan al cuerpo de equilibrio”. También cristales armónicos para la infertilidad, tintura de rosa para la depresión y pastillas de rosa negra para la psoriasis.
En medio de giras y consejos de belleza, la pareja decidió que, durante los períodos escolares, la familia no viajaría a ningún sitio para que los chicos asistan con regularidad a sus escuelas. En 2009 comenzaron los rumores de crisis en el matrimonio. Gwyneth admitía en la revista Glamour: “Es difícil estar casada. Pasas por buenos momentos, pasas por momentos terribles. Somos iguales a cualquier pareja. Una vez le pregunté a mi padre: ‘¿Cómo es que mamá y tú permanecisteis casados durante 33 años?’. Y él dijo: ‘Bueno, nunca quisimos divorciarnos al mismo tiempo’. Y creo que eso es lo que pasa”.
A fines de 2013 los rumores de infidelidades mutuas arreciaban hasta que el 25 de marzo de 2014 anunciaron su separación. La noticia dio la vuelta al mundo pero no solo por la fama de sus protagonistas ni por el dinero en juego sino por una definición poco común: conscious uncoupling, algo así como una desconexión consciente de pareja.
Sabedora de que muchos de sus seguidores tendrían ganas de parafrasear a Arnold y decir “¿De qué estás hablando Gwyneth?”, ella explicó que era un término de los 60 y que se trataba de “ir directamente al punto en el que somos amigos y recordamos que nos quisimos, y dar gracias constantemente por haber creado juntos a esos increíbles seres humanos”. La separación de bienes no fue un problema. Se repartieron de forma igualitaria y sin necesidad de abogados su fortuna de 178 millones de dólares. Además acordaron mantener la tenencia de sus hijos de forma igualitaria.
Para finalizar su matrimonio realizaron un ritual de separación bajo la tutela de un gurú llamado Habib Sadeghi. Acudieron a solas a una playa de Bahamas donde entre otros ritos, lanzaron una piedra al mar, simbolizando la liberación, pero también la firmeza de un vínculo que seguía presente.
Años después, la propia Gwyneth explicaría en la revista Vogue que pese a ser muy amigos y amar cosas similares, como la música de Peter Gabriel o Sigur Ros, “nunca nos habíamos adaptado completamente a ser una pareja. Simplemente no encajamos del todo bien. Siempre había un poco de inquietud y desasosiego. Entre el día en que lo supe y el día en que finalmente asumimos la verdad, lo intentamos todo. No queríamos fallar”.
En el mismo artículo explicaba que el polémico término de conscious uncoupling fue sugerencia de su terapeuta, y respondía a la necesidad y el deseo que ambos tenían de seguir siendo una familia y padres de sus hijos pese a no vivir más juntos.
Antes de casarse con Martin, Paltrow había vivido varios romances intensos con hombres famosos. Fue novia de Robert Sean Leonard -el entrañable mejor amigo de Dr. House-, estuvo a punto de casarse con Brad Pitt y fue pareja de Ben Affleck por tres años. Después de la separación de Martin, Paltrow comenzó a salir con productor y guionista Brad Falchuk. En 2018 y luego de cuatro años juntos se casaron en una discreta ceremonia con 50 personas.
Martin hizo el camino inverso de su ahora ex. Antes de su noviazgo con Paltrow no se le conocían relaciones. De hecho en la revista Rolling Stone contó que perdió la virginidad recién a los 22 años porque “había temas religiosos de por medio y también de confianza. Tuve una época difícil con las chicas”. Pero después del divorcio vivió varios romances. Tuvo relaciones breves con la actriz Kate Bosworth y la modelo Alexa Chung, y un noviazgo de un año lleno de encuentros y desencuentros con Jennifer Lawrence. Tras la ruptura definitiva salió dos años con la actriz Annabelle Wallis. Desde 2017 está en pareja con Dakota Johnson.
Pese a que muchos descreyeron o se burlaron del conscious uncoupling, los ahora ex demostraron que donde hubo fuego puede quedar una linda amistad. Un año después de su separación, Paltrow aprovechó el día del padre para subir una foto de Martin junto a su hija Apple llenó de elogios a su exmarido: “No hay nada como el amor entre un padre y una hija. Feliz día, CAJM. Esto es para todos los padres comprometidos y presentes. Ustedes crean un pilar para la sociedad”, escribió. Suelen compartir vacaciones, festejos familiares y si Martin está de gira por el extranjero, Paltrow no duda en viajar con sus hijos para visitarlo.
Paltrow además se lleva de maravillas con la actual de su ex. En sus redes suele definir a Dakota como “una joya” y declarar que la ama. Se dice que cuando Martín rompió con su joven novia fue Paltrow quien medió para que se arreglen. A alguno le puedo parece extraño. Salvo a Leonard, el ex novio de la rubia. En el 98, contó en New York Post: “Estábamos en el apartamento de Gwyneth, nos dijimos que no deberíamos vernos más, y en cinco minutos ella ya me estaba diciendo: ‘¿Sabes quién te gustaría? Tengo una amiga…'”.
Hace un tiempo Gwyneth reconoció que la idea de un divorcio “amargo e interminable” era algo que no deseaba. “Empecé a preguntarme, por imposible que pareciera, si había alguna manera de que pudiéramos seguir sintiendo la estructura de nuestra familia en algún nivel… ¿Podría mi ex seguir siendo un miembro de la familia, alguien que continuaría protegiéndome y queriendo lo mejor para mí? ¿Podría ser eso para él?”, se preguntó y pese a las risas que en su momento provocó el conscious uncoupling, ambos demostraron que la respuesta es sí, se puede dejar de ser pareja pero seguir siendo familia.