Marina Motta, Terapeuta en Descodificación Mente Cuerpo y Alma y certificada en Mindfulness e Inteligencia emocional, nos deja palabras que abrazan y nos permiten ver las despedidas con amor y honestidad. Una columna para leer con las alas abiertas.
Ya lo dijo Gustavo (Cerati)...
Poder decir adiós es crecer…
¡Qué momento! Y es que a veces cuesta un montón, sea lo que sea a lo que tengamos que decir adiós...
Ojalá la vida viniera con un instructivo fácil para estos momentos.
Lo cierto es que nadie sabe ni tiene claro cómo, cada uno transita como puede estos procesos.
Pero en el mejor de los casos a veces es necesario cerrar ciclos, integrar lo vivido y despedirnos con amor y agradecimiento.
¡No podemos vivir en un eterno pasado, esperando el futuro y lo único que nos pasa es el presente!
Nos tiramos a nadar en un mar caótico de incertidumbre, caprichos y nos llenamos de más dudas, remamos demasiado a veces y nos perdemos de vista, quedamos a la deriva por no atrevernos a mirar lo que ya caduco.
Sentimos culpa, impotencia, bronca, y un sinfín de emociones que sólo hace este proceso más difícil, perdemos la coherencia de las cosas y entra en conflicto la mente, el sentir y el hacer y seguimos jugando al tiremos la soga como si fuera algo inocente, es inevitable que salgamos lastimados, quizás si entendiéramos que esas emociones son mensajeras, si en esos momentos tuviéramos la capacidad de indagarnos, todo sería un poco más fácil.
Y es ahí cuando entendemos (a veces) que es momento de dejar de hurgar, de rascar la herida, de querer encontrar los miles de porqués, las razones justificativas de todo y es que a veces las hay y otras simplemente cumplen su ciclo.
Nada dura para siempre, todo cambia, evoluciona, se transforma, trasciende, como la vida misma, no podemos ser niños eternamente, ni adolescentes tardíos ni mucho menos adultos presentes si estamos siempre parados en lugar que ya paso.
Lo sabemos, lo sentimos, pero tenemos miedo porque no tenemos ni idea que hay detrás de ese muro que separa lo que es y lo que será, la posta seria saltar y confiar que lo que viene es mucho mejor, pero lleva tiempo, hay que tomarlo y en serio.
Aprender a perdonarnos, quedarnos con nosotros hasta encontrar el rumbo, reencontrarnos con nosotros mismos, darnos cuenta que ya no encajamos, dar un paso al costado, no por orgullosos ni soberbios, sino por sabios.
Despejar la mente y el corazón para permitirme vivir lo nuevo, para abrirle paso a lo que llega, hacer espacios y confiar.
Aceptar, integrar, agradecer y amar los procesos.
Es necesario decir adiós para crecer, rompernos para volvernos a armar porque es que a través de las partes rotas donde siempre se puede ver la luz.
No te confundas, no sirve el rencor
Son espasmos después del adiós... (temón)